martes, 13 de diciembre de 2011

DESARROLLANDO LA PRÁCTICA PROFESIONAL REFLEXIVA

Desarrollar la práctica profesional reflexiva

Las operaciones reflexivas surgen sin darnos cuenta muchas ocasiones, pero sin estas nos encontraríamos limitados a no saber qué hacer.
Durante el proceso de aprendizaje del alumno intervienen muchas actores y factores del  contexto e instituciones gubernamentales de las que dependen nuestras Escuelas; es esta la composición del sistema educativo.
Con la interacción de todos estos elementos y principalmente enfocándonos a los alumnos, que son el elemento esencial por el cual nos encontramos ahora trabajando, surgen situaciones que no estaban dentro de lo que habíamos previsto con anterioridad, algunos de urgencia que nos demandan nuestro actuar con rapidez.

Por estas circunstancias es necesario reflexionar durante la práctica para la toma de una decisión o repuesta acertada, según nuestros criterios y propósitos de la educación.
Para la toma de dichas decisiones nos sometemos (casi siempre inconscientemente) a un proceso de pensamiento reflexivo, el cual implica un esfuerzo complejo, en gran medida intervienen aspectos de dilemas morales que dependen mucho de la valoración del docente, de su conocimiento profesional y de sus experiencias diarias.
Por ello divergimos tanto en la toma de decisiones, pues hablar del trato con seres humanos no es una tarea sencilla sino al contrario compleja por la diversidad.

Existen distintos momentos de reflexión, como lo expresa Schön: reflexión en la acción y reflexión sobre la acción.
La variante de estas definiciones es el momento y el propósito con el que se hace dicho proceso, como es el caso de la reflexión en la acción nos habla sobre la pevisión de lo que pueda suceder, la planificación del proceso en base a un propósito, la adecuación de estrategias, recursos, es decir, antes de actuar.
El caso de la reflexión sobre la acción nos permite llevar la acción propia a la comparación y análisis con apoyo de algún modelo o teoría, que nos da la oportunidad lo que habríamos podido hacer mejor o de más.
En el par de párrafos anteriores mencioné lo que caracteriza a una y otra reflexión, pero es importante mencionar que existe una trascendental diferencia entre la reflexión ocasional y la práctica reflexiva, pues la primera se da por situaciones que nos inducen forzosamente a hacerlo, la toma de alguna decisión. La segunda se relaciona directamente con la constante reflexión de nuestro quehacer, con un habitus a la realización de esta práctica, que si se lleva a cabo como tal nos traslada al fortalecimiento de competencias profesionales y las de los alumnos.
La competencia profesional consiste en la aplicación de teorías y técnicas derivadas de la investigación sistemática, preferiblemente científica, a la solución de problemas instrumentales de la práctica.
Lo cual nos remite a que la reflexión sobre la acción constituye el desarrollo de una competencia profesional que habrá de poseer el docente a lo largo de toda su vida, en otras palabras, tendrá el compromiso de seguir actualizándose, compartimento de conocimientos y experiencias con sus colegas que contribuirán a la fijación de bases más estables, para el desempeño cotidiano en el aula y fuera de ella.
Pararnos a pensar en la acción no interrumpe la actividad se puede seguir con ella mientras reflexionas acerca de ello (reflexionar en la acción). Comúnmente se formula una reflexión inconsciente (la podemos llevar a cabo sin ser capaces de saber que estamos haciendo) que se suscita principalmente por situaciones de apuro.
Por ello la importancia de desarrollar nuestra capacidad de respuesta ante los diferentes acontecimientos, sin importar de que traten estos. Pues el ser humano en su mayoría si no sufre de algún padecimiento que se lo impida posee la propiedad innata de reflexionar en base a sus propiedades cognitivas profesionales y las adquiridas por sus experiencias de desenvolvimiento y relaciones sociales.
De ello se desprende la importancia que poseemos al dedicarnos a servir al sistema educativo, al fortalecimiento del proceso de formación de los individuos. Que por la dificultad de tratar con materia humana (debido a la dimensión de relaciones con distintos ámbitos complejos) nos compromete a no solo reflexionar ocasionalmente sino hacer parte de un hábito.
Es decir llevar a cabo el arte profesional, lo que se entiende en términos de reflexión en la acción y desempeña un papel central en la descripción de la competencia profesional.



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